En principio, debes saber si tu piel pertenece a la gama de tonos fríos o calientes.Un truco: coge una moneda plateada y otra dorada y colócalas junto a la piel de la cara y descubrirás que una de ellas se funde más con la tez, mientras que la otra parece como si fuera rechazada…
Si te va más la dorada hay que elegir tonos cálidos. Si te va la plateada, lo tuyo son los colores fríos. También haz lo mismo poniendo dos sombras cerca de los ojos para ve cuál es la más parecida y cuál es rechazada…
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