Hay tres tipos básicos de delineadores. El más sencillo,
propio para las personas que no tienen mucha práctica en el maquillaje, es el lápiz.
Puedes aplicarlo entre las pestañas para un efecto sutil, o dibujar una línea fina,
o difuminarla para hacerla más suave.
Los delineadores en polvo son otra opción para las
principiantes, porque si la línea queda muy fuerte se puede suavizar extendiéndola
por el párpado a modo de sombra.
Los delineadores líquidos son los más dramáticos y los
mejores para quienes tienen experiencia. Hay que aplicarlos con mucho cuidado y
buen pulso. De lo contrario la línea tiende a quedar demasiado gruesa y
dispareja. Ahora hay una alternativa menos peligrosa: el “cake liner”, con este
la línea gruesa se puede controlar mejor. Y si se le suma un poco de agua queda
más fuerte y fácil de usar.
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