Para evitar que la piel expuesta al sol sufra, es
imprescindible el uso de protectores solares que tengan la cantidad justa de
filtros solares contra los rayos UVA y UVB.
Rayos UVA:
Producen la pigmentación de la piel en forma directa y en
exceso pueden provocar quemaduras solares. A largo plazo producen envejecimiento prematuro
de la piel, favoreciendo la formación de arrugas.
Rayos UVB:
Una exposición excesiva puede provocar daños significativos
a la piel provocando eritemas (quemaduras solares) o dermatitis, pudiendo
incluso originar melanomas (cáncer de piel).
Los filtros solares son sustancias capaces de absorber o
reflejar la radiación UV protegiendo de manera eficaz la piel.
FPS: El factor de protección solar es un índice que se
relaciona con el tiempo que la piel estará protegida de los rayos solares. Por
ejemplo, si la piel no protegida tardara 10 minutos en evidenciar quemaduras,
una con FPS de 15 tardará 15 veces más en hacerlo, en este caso 150 minutos.
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